
Trabajar en BCN tiene muy pocas cosas buenas para un gerundense como yo, pero este fin de semana iba a ser largo gracias a no se que festividad exclusivamente aplicable en BCN, así que ¡bien!
Con una previsión un tanto esperanzadora en cuanto a posibilidad de olas & sol salimos dirección Peratallada (pueblo 100% recomendable) a cenar como cerdacos. Sin saberlo, este primitivo acto de ingerir comida innecesaria iba a convertirse en la tónica del fin de semana.
Domingo…Nos plantamos en la playa cuando las pocas olas que hay están tocadísimas por un maldito viento mientras todo el mundo nos dice que a primera hora estaba perfecto
Visto el panorama vamos dirección a la Fosca donde la colección primavera-verano de “ascazo playero” nos da la bienvenida en forma de un millón de sombrillas, 10 millones de domingueros y un mar absolutamente plano. Así que decidimos improvisar una barbacoa sin barbacoa y nuevamente comer y beber.
Tras la inevitable siesta hasta las mil volvemos a la playa y nuevamente nos dicen que hace un rato estaba perfecto…sin comentarios. Tomamos café y nos invitan a donuts de gordo, de esos rellenos de cosas y cubiertos de cosas que van directas a la coronaria. Tras la ingesta, la única alternativa viable es ir a Begur a pasear entre los “camisas azules” que merodean los fines de semana por la zona y catar unas cañitas más ahora que ya hemos acostumbrado nuestros cuerpos.

Y finalmente llega el lunes. Consumidos por el aburrimiento surfeamos olas de 15cm envidiando a todo aquel con artilugios navegables. Hoy todo parece más divertido que el SUP! Así que después de comer restos de barbacoa, en una explosión de sinapsis decidimos enchufarle una vela al longboard de Gerard. Si, sabemos que no somos ni pioneros ni originales pero con esta pequeña idiotez pasamos relativamente distraídos la ultima tarde de un dantesco fin de semana largo que llegó para recordarnos que el verano ya está aquí de verdad con todo lo que ello implica.
Saül.
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