Author: Empordà SUP Tripper
•10:53

Horroroso. Así podía adjetivarse tanto el estado mental que me inundó como el aspecto que tenia la playa a las 9 de la mañana. Horroroso con matices obviamente, ahora que las aglomeraciones de gente se han convertido en un cangrejo americano de rio y todo ha vuelto a la calma. Pero en términos “surfísticos” y tras la apocalíptica previsión de mal tiempo y oleaje anunciada, nada podía resultar más terrible al llegar a Pals que encontrarme a Josep dándose un paseo a lo largo de un mar/lago.



Todos los que alguna vez hemos pretendido hablar del Mediterráneo hemos incidido en lo caprichoso de este, casi siempre en referencia a olas que están y de pronto desaparecen o de previsiones que nunca se cumplen. Pero esta vez, por suerte, el capricho rodo en el sentido opuesto.




Nadie daba un duro por las cuatro líneas de 5 centímetros que iban llegando, pero eran tan largas y perfectas que merecía la pena esperar, aunque solo fuese para mirar. Diez minutos más tarde y ante nuestra incredulidad, cada una de esas líneas empezó a romper en forma de olas preciosas. Pequeñas sí, pero ordenadas y preciosas.



Una hora y pico solos y al sol hasta que el viento empezó a subir, lo suficiente como para ponernos nerviosos, lo suficiente como para desordenarlo todo y finalmente, lo suficiente como para convertirse durante todo el sábado y mañana del domingo en una apoteósica sesión de windsurf.



Mañana seremos más de uno y dos los que encararemos la semana con otra cara, los que esconderemos una malévola sonrisa interior cuando veamos las grises caras de la gente. Por fin volvió a suceder algo especial.